Pasa el otoño en Madrid y el color ocre se funde a gris,
vuelven recuerdos de inviernos pasados junto a ti.
Sentado hoy frente al mar, nada perturba la paz,
Y ahora comparto contigo… nuestra verdad.
Y es que de hecho hasta hoy, no me ha importado nunca donde voy,
en cualquier puerto puedo recaer, ser quien sea, ser como soy.
Atados, manos y pies al corazón que fui fiel
ojala me condenaran… a la niñez.
Pero después descubrí, que amar en libertad no era sufrir
ojala me condenaran… a compartir.
Y llego la madurez, ideas claras saber lo que quieres ser
ojala me condenaran… a no volver.
Quiero escuchar, crujir las hojas al andar,
una vez más, porque el otoño pasa en Madrid.
Quiero guardar hojas doraras hasta abril
pasa el otoño en Madrid.
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